Aquí no se trabaja hasta que la empresa retire las cartas de despido. Miedo convertido en rabia, parálisis transformada en lucha, en acción, en la toma de decisiones colectiva.
Martes ocho de la mañana, delante de oficinas centrales no cabe un alfiler. Desde primera hora de la mañana circula un rumor por la fábrica: aquí no se trabaja hasta que la empresa retire las cartas de despido. Los acontecimientos se suceden a velocidad de vértigo, la plantilla toma las riendas y se adueña de su destino. Miedo convertido en rabia, parálisis transformada en lucha, en acción, en la toma de decisiones colectiva.
La plantilla manda, la asamblea manda y las organizaciones sindicales (no todas, pero hoy no toca hablar de eso) canalizan las aspiraciones y los objetivos. La toma de conciencia en poco tiempo, la capacidad de que todos visualizemos con claridad cristalina el fondo del asunto, la gravedad de este nuevo ataque frontal de la empresa, el punto de inflexión…o ahora o nunca….
Los compañeros de matriceria, alma de la lucha, ya han colocado las pancartas frente al edificio. Sus pancartas hace rato que ya son las pancartas de toda la plantilla, mensajes claros, contundentes, sin ambigüedades: “SEAT INCUMPLE SU PALABRA, DESPIDOS ILEGALES” y “NO SOMOS DIRECTIVOS, REINGRESO INMEDIATO”. Lo de este colectivo es increíble; en los últimos años ha sido especialmente castigado por los “ajustes” de la empresa, sobretodo en 2005. Han tenido, además, un relevo generacional bastante brusco, y en su mayoría está compuesto de gente muy joven y con escasa experiencia de lucha. Entre sus filas quedan, eso sí, algunos veteranos que se curtieron al calor de las luchas obreras en la SEAT de los 70 y con gran bagaje dentro del movimiento obrero organizado. La mezcla es explosiva. Recuerdo que hace algún tiempo alguien me comentaba que los jóvenes nos iban a dar tarde o temprano alguna sorpresa; solo era cuestión de que se fueran cociendo a fuego lento las condiciones para que pasaran del pasotismo a la acción y la toma de conciencia. A lo largo de estos días daba igual con que matricero hablaras, todos decían exactamente lo mismo, unidos como un puño, sin fisuras y concienciados hasta la médula.
Hace frío y llueve, la asamblea arranca y a estas alturas todo el mundo sabe que la propuesta de los sindicatos solo puede tener un camino: seguir en lucha hasta que la empresa entre en razón. Cuando todos y cada uno de los que componemos esta plantilla sentimos la agresión en carne propia, los despidos como si tambien nos hubiesen despedido a nosotros, ya no hay vuelta atrás….
Los talleres permanecen en silencio desde hace casi 24h, entramos en una nueva fase: exteriorizar el conflicto, sacarlo a la calle y que la prensa se haga eco de lo que está pasando, que los compañeros del resto de centros sepan que hay alternativas, que luchar es posible y que hay caminos más allá de la resignación y el miedo.
La asamblea finaliza entre aplausos y gritos de rabia; miradas de complicidad, la solidaridad se palpa en el ambiente. Me imagino las luchas en SEAT de hace ya mucho tiempo y no debían ser muy diferentes a esto.
La mañana avanza y empapados salimos en masa a la calle, cánticos y consignas con la dignidad por bandera. Luego vinieron más asambleas y concentraciones dentro de fábrica, y una asamblea final entre aplausos y abrazos. Que nadie se confunda, estos aplausos són para la plantilla.
Los trabajadores hemos parado un golpe, vendrán otras ofensivas desde una patronal insaciable; pero nunca olvidaremos lo que hemos vivido, la rabia y el sabor de la victoria, y sobretodo los momentos de lucha consciente, de la pelea y el conflicto que viene dado no desde la imposición sino desde la convicción. Lo más importante es haber señalado el camino a una plantilla que quizás estaba empezando a perder la esperanza, ojalá esta experiencia sirva de algo.
Saludos fraternales desde la Zona Franca.
Barcelona, 22 de enero de 2010
Alejandro Isaac Mata Labajos, trabajador de SEAT Zona Franca.
http://www.kaosenlared.net/noticia/dos-dias-estremecieron-seat
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